Antes del solsticio de invierno de 1994 viajé a Orlando, Florida donde conocí a mi Maestro. El 25 de Diciembre me reuní con un grupo de amigos y profesores de Kundalini Yoga en México DF. El Maestro llegó a mediados de Enero justo cuando mi billete tenia la fecha de regreso a Barcelona! Por cuestiones inexplicables pude cambiar la fecha de regreso y atender al maestro durante los días del curso que dió en México DF. Tres días después -por carretera- viajamos un grupo de amigos hacía Acapulco al Hotel Princess donde Yogui Bhajan pasaría diez días de descanso. Por cuestiones nuevamente inexplicables pude cambiar por segunda vez el billete que cuando compré en Barcelona me aseguraron no permitía cambio alguno.


Los días en el Princess junto al Maestro fueron autenticas vacaciones. Cada mañana llegaba a su habitación para darle las flores y me recibía con una gran sonrisa y un "My Doctor" que reafirmaba mi satisfacción de ayudar a las personas que me lo pedían. Han pasado unos cuantos años desde entonces y el método para diagnosticar las flores de Bach lo he ido ajustando para conseguir cubrir las necesidades emocionales que la persona tiene en desequilibrio o trabajar en mejorar los aspectos de la personalidad que el paciente necesita armonizar para ir evolucionando hacia un ser estable tanto físico, como mental y emocionalmente.





martes, 12 de febrero de 2013

Haya - Beech



¡ No entiendo cómo alguien puede ser así! o ¿ Por qué hay tanto mal en el mundo?

Podrían venir de ti estas o similares observaciones y preguntas?
¿ Te resulta a menudo "imposible" o incluso reprochable el tipo de determinadas personas, su modo de vida, su ropa,sus opiniones o su comportamiento? Pero, a pesar de todo, ¿ intentas no rechazarlas ni juzgarlas sino, al contrario, ser comprensivo y en lugar de lo negativo ver más lo positivo en ellas? en otras palabras: Quieres poder reconocer lo que es correcto y hermoso, sobre todo en aquellas personas o circunstancias que a primera vista te parecen falsas o malas?

Entonces perteneces a esas personas a las que les conviene Haya, que se obtiene de las flores de este árbol. Mejorará tus trastornos y te hará más tolerante.

Es posible que te preguntes " no me esfuerzo siempre en conseguir una mayor tolerancia? ¿ Critico a mis semejantes, les hago malos? Y ¿por qué no fomento hasta donde pueda lo bueno y correcto?" No esperaras que esto te ayude en tu deseo de una mayor tolerancia y una perspectiva de la vida más positiva, puesto que hasta ahora no has tenido claro que en realidad se manifiesta una intolerancia profundamente arraigada.

¿ Qué está entonces equivocado en mis planteamientos? te preguntarás.
"¿No estaría mejor el mundo si todos los seres humanos pensaran como yo y procuraran más el bien allí donde hay tanto malo y falso? ¿ No habría menos injusticia, prejuicio y persecución y no se ayudaría así un poco a los seres humanos?"

Este pensamiento resulta realmente atractivo y parece constituir la solución a los problemas del mundo. Pero ya que no se basa en el deseo de verdad sino en la comodidad y en la paz superficial, no puede conducir a algo realmente bueno.Equivale a la postura que popularmente se designa como " ver el mundo con gafas de color de rosa". Se quiere edulcorar la vida con una mentira-por bella que sea-, no se quiere percibir lo desagradable, sobre todo lo que uno mismo lleva. Simplemente sustituyendo lo presuntamente malo por lo llamado bueno se intenta crear un mundo "sano" artificial que, no obstante, a largo o corto plazo finaliza en una catástrofe o en una enfermedad. Nuestra Alma, que siempre aspira a la verdad y que determina nuestra vida, nos demuestra de una forma que no tiene pérdida que hay algo que no concuerda.

Por respetar ese estado carente de bien no mejorarás. Un medio ambiente insano, por ejemplo, no perderá su peligrosidad porque le demos poca importancia y porque en lugar de los humos apestosos de la industria sólo veamos hermosas puestas de sol. De todas las maneras nos arruina.Pero la cuestión no es esta discrepancia entre la apariencia y la realidad. Tiene mucho más peso el hecho de que tu gran disposición a ser más tolerante y a ver más lo bueno es sólo una maniobra de desorientación inconsciente de tu psiquis. Te ahorra el desagradable reconocimiento de que tienes una fuerte tendencia hacia la intolerancia... Evitas además la dolorosa discusión con aquellos "malos" que aunque aparecen en tu entorno, en realidad se encuentran sobre todo en ti mismo.No quieres superarlo en el fondo sino sólo apartarlo y ocultarlo tras algo (presuntamente) mejor. Esta maniobra la consideras tolerancia, pero en realidad es sólo un disfraz de una intolerancia arraigada, pues cuando se quiere mejorar algo es que primero se ha juzgado insuficiente.
Se tiene entonces que: lo que no queremos en nosotros no lo expulsamos de la imagen que tenemos de nosotros mismos sino que lo trasladamos hacia el exterior, "reconociéndolo" en nuestros semejantes, en el entorno o en las circunstancias de la vida. Allí podemos combatirlo  sin implicarnos personalmente: los otros son los malos y perversos, nosotros, por el contrario, las víctimas. Ya que un conocimiento que no es al mismo tiempo un autoconocimiento carece de valor y en realidad sólo llevamos a cabo luchas aparentes y trifulcas, no encontramos entonces nuestra paz interior o, como máximo, un cierto aligeramiento superficial.

Esto puede observarse muy bien en aquellas personas que llenas de autolegitimidad y convicción persiguen por todos lados a los malos y nunca se les ocurre que ellos mismos no son mejores. Ya que huyen ante la verdad, carecen de naturalidad, están agarrotados y agitados en su fondo.
Los seres humanos de este tipo tienden a sacar consecuencias sobre otros a partir de ellos y obligarles a hacer lo que consideran bueno. A menudo saben más lo que le conviene a otra persona que ellos mismos y olvidan que cada uno de nosotros tiene nuestra propia ley que hemos de cumplir. Opinan por ejemplo, que una buena persona ha de ser pacífica  y sacrificada si ellos lo son o agresiva e impositiva si ésa es su naturaleza. Además siempre están llenos de buenas intenciones. "¡ Lo digo por tu bien ! aseguran mientras intentan forzar en otro su propio ideal.

Es peculiar de los intolerantes de tipo "haya" no cuestionarse nunca ellos mismos. En lugar de esforzarse por su propio progreso, lo esperan de sus semejantes. Viven así inconscientes de su naturaleza en los otros y les someten a una considerable presión moral apelando a valores humanos supremos.
Esto se observa con especial frecuencia entre los líderes espirituales o religiosos y entre los servidores de la humanidad. Predican el desprendimiento, el autosacrificio o la renuncia como único camino hacia la perfección del ser humano, por lo general sin darse cuenta que de este modo ellos mismos se adhieren a la norma general y se alejan de su propio perfeccionamiento humano. Los representantes de la no-violencia acostumbran así a servirse de la máxima violencia. por ejemplo, Mahatma Gandhi alcanzó sus objetivos sólo mediante una extrema presión psicológica y moral. Sólo era pacífico a nivel físico, mientras que en el espiritual luchaba con el máximo ahínco. Su vida finalizó con un acto de violencia. Esta constatación no debe disminuir en absoluto la grandeza de su personalidad y sus logros sino que debe servir para que nos libremos de la imagen que nos hacemos de él, de las ideas superficiales de un ideal no verdadero, y afinar la visión del fondo de la vida. Para nuestra autorresponsabilidad y nuestra salud psiquíca es imprescindible que seamos conscientes de la relatividad de los ideales y los tabúes y que no permitamos que nos invada una moral ajena, por noble que pueda parecer. Gandhi era una persona extrahordinaria y su postura fue única. Pero no tiene una validez universal, pues cada uno de nosotros tenemos nuestra propia estructura interna, que determina su moral personal. Uno ha de ceder y sacrificarse, pero otro debe luchar e imponerse. Sólo es "bueno" quien sigue su voz interior y cumple sus disposiciones.

Para las personas "Haya" un conocimiento de este tipo es particularmente importante, pues tiende a prejuzgar o condenar a los demás e imponerles su propia moral. Suele pasar por alto el hecho de que toda persona posee su propia ley interna y primigenia, que le diferencia de los demás y determina el curso de su vida. En todos nosotros existe el conocimiento de lo que es "correcto" y "falso" y significa algo distinto y propio. Lo que para uno no vale puede ser esencial para otro ser humano. Únicamente podemos intentar darle los mismos derechos que reivindicamos para nosotros.

Cada afirmación que hacemos y cada juicio que emitimos es, sobre todo, reflejo de nuestro estado interior y de nuestra comprensión personal de la vida y de nosotros mismos. Ya sea que convenzamos a alguien de algo (para nosotros) totalmente claro, le protejamos contra algo (para nosotros) bueno, siempre proyectamos nuestro mundo interior hacia el exterior. Pero al no ser por lo general conscientes de ello y por que cuanto menos nos conocemos más convencidos estamos de que todos ven el mundo con nuestros ojos, nuestra comunicación interpersonal se configura a menudo de modo tan problemático. Y ya sea "con buenas intenciones"o no, partiendo de esta postura siempre intervendremos de modo perturbador en las vidas ajenas.

Sólo cuando comencemos a reconocer la limitación y la relación propia de nuestra visión del mundo, estaremos en condiciones de tolerar también la naturaleza distinta de nuestro prójimo, que no tiene nada que ver con inferioridad, de dejarles que se desarrollen según su modo peculiar y de encontrar su armonía personal.  

Haya te ayudará a sentir mayor tolerancia frente a las otras personas y a dejarles vivir a su modo. Puede conseguir además la capacidad de ampliar tu horizonte y aprender de los demás, pues también ellos tienen razón, a su modo y referidos a ellos mismos. Cuanto mayor sea la estrechez de mente con la que contemples el mundo menos tendras de él. Haya te permite ampliar el círculo estrecho de tus conceptos. Esto no debe significar que te ocultes o que debes adoptar opiniones ajenas, te dará la posibilidad de vivir en una comunidad humana caracterizada por la tolerancia y el respeto mutuo, pues tampoco tu quieres ser criticado, juzgado o llevado "por el buen camino". "Lo que no quieras para ti no lo desees para los demás!: es lo que se dice y que también rige para lo presuntamente bueno que "hagamos" a los demás.

Es importante para ti aprender a verte y tomarte a tí mismo y al mundo tal como es, sin valoraciones orales ni idealizaciones y sin querer siempre mejorarlo todo. La vida es la verdad; está por encima de nuestra moral orientada hacia las ventajas. Es "buena" y "mala" al mismo tiempo y en realidad ninguna de las dos cosas. Todo lo que es, es correcto porque es la expresión de la Fuerza Que Actúa sobre Todo, que llamamos Dios. Cuanto menos debas exponerte tanto más podrás entregarte sin condiciones, más libre, feliz y sano seras.Cuando te reconcilies con la realidad de tu vida-cualquiera que sea el aspecto que tenga- cuando en lugar de criticarla de modo prematuro le encuentres su sentido, ya no necesitaras enfermedades ni dolencias pues éstas no son más que la expresión de conflictos interiores e intentos de tu alma por encontrar la verdad y recuperar la paz interior.


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